COP25 CHILE MADRID 2019 CONCLUSIONES
La
vigésimo quinta Cumbre del Clima ha llegado a su fin. Cuando las Partes
llegaron a un acuerdo. Y lo hicieron después de largas jornadas de
negociaciones. Lo que la ha convertido Cumbre del Clima en más larga de la historia,
superando las 36 horas con las que terminó la de Durban en 2011.
La Cumbre del Clima más larga de la historia acaba con un texto de mínimos
alejado de lo que reclamaban los expertos y organizaciones ecologistas. Ese compromiso, sin embargo, parece un pequeño triunfo después de unas
negociaciones maratonianas en Madrid durante las que incluso llegó a planear la
amenaza de la suspensión de la COP2 sin ningún tipo de acuerdo.
En Madrid ha faltado por encima de todo ambición, que fue precisamente
la palabra más repetida en la COP25 a lo largo de las dos semanas, para
consensuar medidas concretas contra la emergencia climática. Después de varios días de estancamiento en las negociaciones,
la palabra decepción comenzó a tomar protagonismo a primera hora de ese sábado
tras la presentación de un primer borrador de clausura presentado por la
presidencia chilena que no contentó a nadie y enfadó, sobre todo, a las organizaciones ecologistas,
que entendieron esa propuesta como un claro paso atrás respecto a lo firmado en
París.
Alden Meyer, miembro de la ONG Unión de Científicos Preocupados,
asistente a todas las Cumbres del Clima desde que comenzaron a tener lugar allá
por 1991, comento que desde que iniciaron hace 25 años las cumbres sobre
este importante fenómeno climático, "Nunca he visto una desconexión tan grande
entre la ciencia y lo que piden los ciudadanos, y los negociadores de una
cumbre".
En
realidad, parece que los países sí se han puesto de acuerdo en una cuestión:
darle la razón a Greta Thunberg, la joven activista sueca de 16 años, que en esas dos semanas criticó en Madrid que "nuestros líderes no se están comportando como
si estuviéramos en una emergencia".
La Cumbre de Madrid se
cierra sin cumplir con uno de sus objetivos prioritarios:
Los científicos han dejado claro que los 2 grados de
aumento de las temperaturas que los países se comprometieron a no sobrepasar no
serían suficientes para evitar consecuencias catastróficas, la realidad dice que estamos más cerca de un incremento de
3ºC que los 2ºC firmados en París.
Se pensó que en Madrid podrían llegarse a acuerdos para que la
temperatura solo aumente en 1,5 grados centígrados a lo largo de este siglo.
Sin embargo, los países pequeños han señalado con el dedo a naciones como
Australia, Canadá, Estados Unidos, Rusia, India, China o Brasil por no haber
presentado planes concretos en este sentido.
Las
emisiones a nivel mundial están alcanzando unos niveles sin precedentes que
parece que aún no han llegado a su cota máxima. Los últimos cuatro años han
sido los más calurosos de la historia y las temperaturas invernales del Ártico
han aumentado 3 °C desde 1990. Los niveles del mar están subiendo, los
arrecifes de coral se mueren y estamos empezando a ver el impacto fatal del
cambio climático en la salud a través de la contaminación del aire, las olas de
calor y los riesgos en la seguridad alimentaria.
Los impactos del cambio
climático se sienten en todas partes y están teniendo consecuencias muy reales
en la vida de las personas. Las economías nacionales se están viendo afectadas
por el cambio climático, lo cual a día de hoy nos está costando caro y
resultará aún más costoso en el futuro. Pero se empieza a reconocer que ahora
existen soluciones asequibles y escalables que nos permitirán dar el salto a
economías más limpias y resilientes.
Los últimos
análisis indican que, si actuamos ya, podemos reducir las emisiones de carbono
de aquí a 12 años y frenar el aumento de la temperatura media anual por debajo
de los 2 °C, o incluso a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales,
según los datos científicos más recientes.
Por suerte contamos con el
Acuerdo de París, un marco normativo visionario, viable y puntero que detalla
exactamente las medidas a tomar para detener la alteración del clima e invertir
su impacto. Sin embargo, este acuerdo no tiene sentido en sí mismo si no se
acompaña de una acción ambiciosa.
El
Secretario General de la ONU, António Guterres ha hecho un llamamiento a todos
los líderes para que acudan a Nueva York el 23 de septiembre con planes concretos y realistas para mejorar sus contribuciones concretas a
nivel nacional para 2020, siguiendo la directriz de reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero un 45 % en los próximos diez años y a cero para 2050.
Para que sean efectivos y fiables, estos planes no pueden enfrentarse a
la reducción de forma aislada: deben mostrar una vía hacia la transformación completa de las economías siguiendo los objetivos de
desarrollo sostenible. No deberían generar ganadores y perdedores, ni aumentar la
desigualdad económica. Tienen que ser justos, crear nuevas oportunidades y
proteger a aquellos que se ven afectados por los impactos negativos en el
contexto de una transición justa. También deberían incluir a las mujeres como
principales encargadas de la toma de decisiones: solo la toma de decisiones
desde la diversidad de género es capaz de abordar las diferentes necesidades
que surgirán en este próximo periodo de transformación fundamental.
Fuentes:
Lidia Montes16
Dic 2019. BUSINESS INSIDER ESPAÑA,
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