LAS MEGA BESTIAS DEL PLEISTOCENO LAS UNICAS QUE EL HOMBRE MODERNO CONOCIO ANTES DE SU EXTINCION

INTRODUCCION
Pleistoceno la era geológica de las mega bestias, podríamos decir que eran la fauna actual pero en escala mayor por sus enormes envergaduras corporales; los Mamuts, los tigres dientes de sable, los ciervos gigantes, los perezosos gigantes terrestres gigantes y los rinocerontes lanudos. Estas especies de animales gigantes se desplazaban por los distintos continentes del planeta era esta que duro 1000.000 de años, en este tiempo de de la era terrestre los glaciares ocuparon vastas zonas del globo, estos se estiraban y retrocedían en su superficie, efectos estos que dieron finalmente con la geología actual de nuestra querida madre tierra.
Del pleistoceno tratare de dar el mejor detalle de algunas de estas Mega Bestias ya extintas y que pudo provocar su desaparición, si fue en parte por ¿acción humana o por factores climáticos?

MAMUT

Mammuthus es un género extinto de mamíferos proboscídeos de la familia Elephantidae conocidos vulgarmente como mamuts. Existieron desde hace aproximadamente 4,8 millones de años hasta hace apenas 3.700 años atrás, en las épocas Plioceno (Neógeno tardío), Pleistoceno y Holoceno (Cuaternario). Se han descrito numerosas especies, siendo el mamut lanudo la más conocida de todas. Se han hallado fósiles de mamut en Norteamérica, Eurasia y África.
En castellano se conocen con el nombre vulgar de mamuts, que no debe confundirse con el género Mammut, que incluye los mastodontes y que pertenecen a otra familia (Mammutidae). Igualmente, es importante no confundir a estos seres con otros proboscídeos hallados en España, muy especialmente con el Elephas antiquus (animal del que se han conservado copiosos restos, destacando, muy especialmente, los yacimientos de Torralba y Ambrona (Soria).

Estado de Conservación:
• Extinto 1500 años Antes de Cristo.
• Reino: Animalia.
• Filo: Chordata.
• Clase: Mammalia.
• Orden: proboscidea.
• Familia: Elephantidae.
• Género: Mammuthus.



DESCRIPCIÓN

Los mamuts eran proboscídeos de gran tamaño, de dimensiones iguales y en algunos casos superiores a los elefantes modernos. Las especies más grandes conocidas M. sungari (mamut del río Songhua), con una altura en la cruz de 5,3 metros y una longitud de 9,1 metros; y el mamut imperial, tenía una altura mínima de 5 metros en cruz. Entre las especies más pequeñas se encuentran M. exilis (mamut pigmeo), M. lamarmorae (mamut de Cerdeña"), o la raza enana de M. primigenius (mamut lanudo), que tenían una altura en la cruz de 1 a 2 metros. Los mamuts probablemente tenían un peso de entre 6 y 8 toneladas, pero algunos machos excepcionalmente grandes podrían haber sobrepasado las 12 toneladas.
Los mamuts se caracterizaban principalmente por su cabeza abombada, probóscide musculosa y largos colmillos curvados. Las especies norteñas se encontraban recubiertas de pelo para soportar los fríos glaciares de su ecosistema. El colmillo de mamut más grande del que se tiene registro es de un mamut lanudo, cuya longitud alcanzó los 5 metros. Al igual que el elefante asiático, su espalda era arqueada y sus orejas relativamente pequeñas, pero a diferencia de éste, su trompa poseía a su extremo dos lóbulos y sus patas delanteras se dotaban de 5 dedos mientras las traseras de 4. En el 2005 se descubrió un colmillo de mamut de 3,3 metros de longitud en Illinois.
De todas maneras, la mayoría de especies de mamut no eran más grandes que el elefante asiático actual. Se han encontrado fósiles de especies de mamuts enanos en la Isla Santa Bárbara (M. exilis) y en Cerdeña (M. lamarmorae). También existía una raza de mamuts lanudos enanos en la Isla de Wrangel, al norte de Siberia, dentro del Círculo Polar Ártico.
Los mamuts que vivían en las regiones más frías poseían unas orejas que sólo medían la quinta parte de la de los elefantes asiáticos. Esta adaptación al frío permitía reducir la pérdida de temperatura gracias a la menor superficie expuesta al ambiente. Los mamuts que vivían en regiones más cálidas debían de tener las orejas más grandes.
Como en los elefantes actuales, la trompa de los mamuts era móvil y prensil y estaba muy bien adaptada para realizar movimientos precisos como arrancar plantas del suelo y llevarlas a la boca.1 También las utilizaban para mojarse con agua, para bañarse o con barro para protegerse de los mosquitos y otros insectos.
EXTINCIÓN
La mayoría de los mamuts se extinguieron a finales de la última glaciación. Aún no se ha encontrado una explicación definitiva de su extinción. Una pequeña población sobrevivió en la isla de Saint Paul (Alaska) hasta el año 6000 A. C. aproximadamente y los mamuts enanos de la isla de Wrangel (Siberia) no se extinguieron hasta el año 2000 a. C. aproximadamente. Hay diversas teorías para explicar la extinción de los mamuts en concreto y la extinción de la Mega fauna del Pleistoceno en general, pero lo más probable es que la extinción no se deba a una sola causa, sino a una combinación de varios factores.
En Norteamérica la extinción de los mamuts, según los últimos descubrimientos científicos, está datada de hace, entre 10.500 y 7.500 años. Para llegar a esta conclusión, los científicos se han basado en hallazgos de ADN encontrados en muestras de tierra del permafrost, en la tundra que está en Alaska junto al rio Yukon. Las muestras analizadas de tierra contenían restos de orina y heces de mamut.
En cambio en Inglaterra la extinción del mamut se remonta a hace 14.000 años, según el descubrimiento de huesos en Shropshire, siendo en Europa occidental los restos más recientes de mamut lanudo.

CAMBIO CLIMATICO
Hace unos trece mil años, la temperatura y la humedad global comenzaron a aumentar, permitiendo la migración de vegetales comestibles hacia el norte. Durante un tiempo, los grandes mamíferos del norte pudieron aprovechar este incremento del alimento disponible, pero eventualmente el cambio climático se volvió perjudicial para ellos. Las nuevas condiciones climáticas favorecían a los árboles, que prosperaron a costa de los pequeños arbustos y matorrales de las que se alimentaban los mamuts y los otros grandes mamíferos. Algunos de los animales como los bisontes y los alces, se adaptaron a esta nueva situación, pero otros como los mamuts, quedaron diezmados y acabaron extinguiéndose.
Además del cambio en la vegetación y en los ecosistemas, el incremento de la temperatura (de 6 °C entre el 13000 a. C. y el 8000 a. C.) habría añadido mucha presión a los mamíferos adaptados al frío, causando la extinción. En el caso de los animales como el mamut lanudo, su espeso pelaje, que contribuye a conservar el calor corporal en climas glaciales, podría haber evitado la expulsión del exceso de calor causando la muerte del animal por hipertermia. Los mamíferos grandes, que tienen una menor relación área de superficie-volumen, habrían sufrido más que los mamíferos pequeños.
Además, investigaciones recientes han demostrado que la temperatura media anual del periodo interglacial actual que se ha experimentado en los últimos 10.000 años no es más alta que la de otros periodos interglaciales anteriores, de manera que los mismos mamíferos grandes habían sobrevivido a aumentos de temperatura similares. Por lo tanto, el incremento de la temperatura por sí solo no es una explicación suficiente.

CAZA POR PARTE DEL HOMBRE
Nuevos datos derivados de los estudios hechos en elefantes vivos sugieren que, aunque la caza por parte de seres humanos podría no ser la causa principal de la extinción del mamut, probablemente contribuyó de manera importante. Se sabe que el Homo Erectus ya consumía carne de mamut hace 1,8 millones de años.
Los impulsores de esta teoría, postulada por primera vez por Paul S. Martin de la Universidad de Arizona en los años sesenta, señalan la aparente coincidencia de la expansión de los humanos por todo el mundo con la extinción de numerosas especies de animales. La evidencia más convincente de esta teoría es el hecho de que el 80% de las especies de grandes mamíferos de Norteamérica se extinguieron en los mil años siguientes a la llegada del hombre al continente.
Otro ejemplo es Madagascar, colonizado desde hace unos 1.500 años, y donde se extinguieron durante los siglos siguientes a la llegada del hombre los hipopótamos que habitaban la isla, además de grandes primates como el lémur gigante Megaladapis edwardsi. En cuanto a los mamuts, esta hipótesis se ha visto reforzada por los descubrimientos de mamuts con puntas de proyectiles clavadas en los esqueletos.
En cambio, los contrarios a esta teoría argumentan que los métodos de caza primitivos de los humanos prehistóricos no pueden haber tenido un impacto tan profundo sobre las poblaciones de los mamíferos, y ponen el ejemplo de África, donde el hombre llegó mucho antes y no hubo ninguna extinción significativa. Otro de los argumentos en contra de esta hipótesis es que, en la naturaleza, los depredadores no tienden a hacer una caza excesiva de sus presas, ya que las necesitan para alimentarse y reproducirse. Aun así, los humanos podrían ser una excepción gracias a su capacidad de cambiar a otro tipo de presa o incluso a una alimentación a base de vegetales si una determinada especie se extingue.

UNA GRAN ENFERMEDAD
La hipótesis de una gran enfermedad atribuye la extinción de los grandes mamíferos del Pleistoceno a los efectos indirectos de la llegada del hombre.
La teoría de una gran enfermedad postula que el hombre, o los animales que viajaban con ellos, introdujeron enfermedades muy virulentas en poblaciones de mamíferos nativos como los mamuts, eventualmente causando extinciones. Los mamuts y otras grandes especies fueron más vulnerables a la extinción porque las especies pequeñas tienen una resistencia mayor gracias a su modo de vida (gestación más corta, poblaciones más numerosas, etc.). Se cree que el hombre es la causa porque migraciones anteriores de mamíferos de Norteamérica desde Eurasia no habían causado extinciones.
El problema principal de esta teoría es que es totalmente hipotética, ya que no se ha encontrado ninguna evidencia de enfermedades de este tipo. Además, una enfermedad ha de ser extremadamente virulenta para exterminar a todos los miembros de un género o especie. Incluso una enfermedad tan virulenta como el Virus del Nilo Occidental difícilmente podría causar una extinción.
Finalmente, parece prácticamente imposible que una enfermedad pudiese ser suficientemente selectiva como para no matar especies relacionadas, pero de diferente tamaño, y suficientemente amplia para matar especies de muchos tipos de animales (aves, mamíferos, reptiles).

TIGRE DIENTES DE SABLE (Smilodon)

Smilodon ("diente cuchillo" en griego antiguo) es un género extinto de félido dientes de sable de la subfamilia de los macairodóntinos. El macho más grande de la especie Smilodon populator pudo pesar hasta 300 kg, rivalizando con el tigre moderno por el título de félido más grande de todos los tiempos. Apareció en América del Norte a finales del Plioceno, y se extinguió en América del Sur durante el Gran intercambio americano.
La característica más conocida son sus enormes caninos, que lo convierten en uno de los mamíferos prehistóricos más conocidos por el público general. A veces se les denomina «gatos de dientes de sable» (término impreciso porque han existido otros felinos de dientes de sable que no estaban relacionados) o «tigres de dientes de sable» (también incorrecto porque tampoco eran tigres).
Se extinguieron a raíz de los cambios climáticos que tuvieron lugar a finales del Pleistoceno y la modificación de los ecosistemas que ocasionaron estos cambios, pero es posible que la llegada de los humanos también contribuyera a su extinción.


ESTADO DE CONSERVACION
• Extinto.
• Reino: Animalia.
• Filo: Chordata.
• Clase: Mammalia.
• Infraclase: placentalia.
• Orden: Carnivora.
• Familia: Felidae.
• Subfamilia: Machairodontinae.
• Género: Smilodon.

MORFOLOGIA

El cerebro de Smilodon tenía un tamaño proporcionalmente menor, comparado con los grandes felinos actuales, pero a diferencia de estos, tenía un bulbo olfatorio muy desarrollado. Esto permite intuir que este macairodóntido tenía un buen sentido del olfato. Un ejemplar adulto pesaba entre 55 y 300 kilogramos, según la especie a la que perteneciera. Tenía un cuello muscular y largos colmillos.
Su metatarso y cola relativamente corto, indican que era menos rápido que los grandes felinos actuales. En cambio, sus extremidades eran muy potentes; las anteriores estaban dotadas de potentes músculos flexores y extensores y las posteriores estaban dotadas de poderosos músculos aductores que podrían haber contribuido a mantener la estabilidad mientras luchaba con las grandes presas que cazaba. La gran fuerza de las extremidades anteriores le resultaba especialmente útil si se tiene en cuenta la dificultad que le representaría sostener a sus grandes presas a ras de suelo mientras las sometía.
Como en la mayoría de felinos, sus garras eran retráctiles. Muchas de estas características hacen que Smilodon estuviera más emparentado con el lince rojo que con el león y el tigre. La presencia de dientes de sable en la totalidad de los ejemplares de Smilodon descubiertos indica que los colmillos no formaban parte de ningún tipo de dimorfismo sexual, sino que ambos sexos los poseían. Del mismo modo, las dimensiones corporales entre ambos sexos no variaban mucho, por lo que si en verdad este felino vivió en grupos, su manada bien pudo tener comportamientos similares a la de los actuales cánidos o hienas.

COMPORTAMIENTO
El comportamiento social de este felino es incierto. Según algunos paleontólogos, el hallazgo de fósiles con heridas graves es una prueba de que Smilodon vivía en grupos, ya que el análisis de los huesos muestra que éstos se encontraban curando. Esto resultaría imposible si se tratara de un cazador solitario, pues habría muerto mucho antes. Esto evidencia que los Smilodon cuidaban de los compañeros heridos o, como mínimo, que compartían el alimento con ellos. Además, vivir en grupos también habría ayudado a competir contra los leones americanos, los Homotherium serum, osos de cara corta, osos pardos, negros y los lobos Canis dirus y grises.
En caso de que Smilodon hubiera vivido en grupos, lo más probable es que cada grupo estuviera compuesto por uno o dos machos dominantes que lideraban a varias hembras en edad de reproducción, a las crías, y a algunos machos adolescentes demasiado jóvenes como para representar una amenaza para los machos dominantes. En algunos grupos de Smilodon se han encontrado más fósiles con heridas que en otros, lo cual indica que se trataban de grupos compuestos exclusivamente de machos que combatían entre ellos para conseguir una posición de dominación o para expulsar al macho dominante.
A causa de su tamaño, los dientes de sable tardaban más en crecer que los dientes caninos normales. Por este motivo, es posible que los ejemplares jóvenes no pudieran hacer uso de ellos para cazar y se vieran obligados a mantenerse dentro del grupo, siendo alimentados por los adultos durante un tiempo mayor que los grandes felinos actuales.

CAZA Y ALIMENTACION
Se alimentaba de una gran variedad de presas, en las que se encontraban bisontes, alces, ciervos, camellos americanos, perezosos gigantes y crías de mamuts y mastodontes.
Los grandes felinos actuales matan a sus presas mediante estrangulación, lo cual puede llevar varios minutos. Probablemente, los músculos de la mandíbula de Smilodon fueran demasiado débiles como para hacerlo, y sus colmillos serían propensos a partirse durante una lucha prolongada. En 2007, una investigación llegó a la conclusión de que Smilodon aprovechaba la enorme potencia de sus miembros delanteros para derribar a sus presas, y a continuación utilizaba sus dientes de sable para morder el cuello de la presa para cortar la yugular y la tráquea, matándola rápidamente.
Los investigadores señalaron que esta técnica podría haber convertido a Smilodon en un depredador más eficiente de grandes presas que los tigres o los leones actuales, pero también habrían sido más dependientes de la disponibilidad de grandes animales. Este estilo de caza tan especializado podría haber contribuido a su extinción, ya que al tener que matar a pequeñas y rápidas presas sería mucho menos eficaz.

HABITAT
En la época de transición entre el Plioceno y el Pleistoceno, los continentes se encontraban prácticamente en la misma posición que tienen actualmente. Las placas tectónicas sobre las que reposan probablemente no se han movido más de 100 km en relación las unas a las otras desde principios del Pleistoceno.
El clima del Pleistoceno se caracterizaba por ciclos glaciales repetidos en que los glaciares continentales llegaban hasta el paralelo 40 en algunos puntos. Se calcula que, durante el máximo glacial, el 30% de la superficie de la Tierra estaba cubierta de hielo. Además, una zona de permafrost se extendía hacia el sur desde el límite de la capa de hielo, unos pocos cientos de kilómetros en Norteamérica y más lejos aún en Eurasia. La temperatura anual media en el límite del hielo era de -6 ° C; el límite del permafrost, de 0 ° C.
Al sur de las capas glaciales se acumularon grandes lagos debido a que las vías de drenaje estaban bloqueadas y el aire más frío reducía la evaporación. El centro-norte de Norteamérica estaba completamente cubierto por el lago Agassiz. Más de cien cuencas, actualmente secas o casi secas, rebozaban de agua en el oeste americano. El lago Bonneville, por ejemplo, se encontraba donde actualmente se halla el Gran Lago Salado. En Eurasia se desarrollaron grandes lagos como resultado del deshielo de los glaciares. Los ríos tenían un caudal más alto y se entrecruzaban. Los lagos africanos tenían niveles más altos, debido posiblemente a una menor evaporación.
A causa del clima, más frío y más seco que hoy en día, los desiertos eran más secos y extensos. Las precipitaciones eran menores debido a la reducción de la evaporación oceánica y continental, por lo que los bosques eran raros. El ecosistema terrestre predominante eran las grandes planicies de hierba, los pradod y las sabanas de sauces. Las estepas cubrían gran parte de la zona subglacial en Eurasia.
Las condiciones climáticas permitían una diversidad vegetal que soportaba muchas especies diferentes de animales, que normalmente habitarían en zonas diferentes. Especies que actualmente viven en regiones septentrionales del hemisferio norte, como los lemmings, convivían con especies que actualmente viven más al sur, como las mofetas. R. Dale Guthrie argumenta que la larga temporada de crecimiento de las plantas del Pleistoceno, favorecía más la diversidad que la homogeneidad. Esto, debido a que estos ecosistemas eran mejores para los animales menos especializados que necesitaban alimentarse de diferentes tipos de animales para hacerlo adecuadamente.
Smilodonvivía en las grandes planicies que existían tanto en Norteamérica como en Sudamérica. La abundancia y la calidad de los alimentos vegetales permitía que prosperaran especies de mamíferos grandes; la flora del Pleistoceno era especialmente nutritiva debido a que el clima severo obligaba a las plantas a acumular fibras y carbohidratos para poder sobrevivir.
Smilodon dependía de estos grandes mamíferos para alimentarse, pues su fisiología y su método de caza estaban especializados para atrapar presas de gran tamaño.

MEGALOCEROS GIGANTEUS (Ciervo Gigante o Alce Irlandes)

El alce irlandés, ciervo gigante o megalocero (Megaloceros giganteus) es el mayor cérvido de la Historia. Semejante a un gamo de gran tamaño, sus astas medían hasta 3,5 m de punta a punta. Aunque vivió en toda Europa y gran parte de Asia desde hace medio millón de años hasta su extinción en tiempos recientes, suele ser conocido popularmente como "alce irlandés" por los abundantes hallazgos de ejemplares conservados en las turberas de Irlanda.

ESTADO DE CONSERVACIÓN
• Extinto (fósiles)
• Reino: Animalia.
• Familia: Cervidae.
• Género: Megaloceros.
• Especie: M. giganteus.

CARACTERISTICAS DESCRIPTIVAS

El ciervo gigante alcanzaba una altura de 2,2 m a la cruz en el caso de los machos, bastante mayor que el más grande de los alces. Se trataba de una especie con fuerte dimorfismo sexual, pues las hembras eran considerablemente más pequeñas y gráciles que los machos, además de carecer de su impresionante cornamenta.
El ciervo gigante no se extinguió por culpa de su cornamenta que (lógicamente) sólo llevaba en otoño e invierno, durante la época de celo. Entre los cérvidos se da el hecho de que la cornamenta del macho crece en mayor proporción que el resto del cuerpo, siendo pequeña en el corzo o el pudú, mediana en el ciervo y el gamo y grande en el alce; una vez que se ha podido determinar la relación cuerpo/cornamenta, se puede calcular cuánto de desproporcionada está de verdad la de un animal, y de acuerdo con los estudios de paleontólogos como Stephen Jay Gould, el Megaloceros tenía la cornamenta que le correspondía por su tamaño. Especies insulares enanas como el Megaceros algarensis de Cerdeña o el Megaceros cretensis de Creta tienen cornamentas mucho más pequeñas y de proporciones, tanto en tamaño bruto como en relación al resto del cuerpo, más parecidas a las de cérvidos de sus tamaños respectivos que a las de su gigantesco primo.
El arte rupestre muestra posibles evidencias de cambios en la coloración y longitud del pelo según la época del año. Parece que en verano el pelo era más corto y de color pardo, rojizo o leonado; en invierno, con la cornamenta plenamente desarrollada, se volvía pardo oscuro en cuello, patas y lomo, siendo blanco o amarillento en cara, garganta y vientre. En los hombros se extendía una zona más oscura que se extendía dibujando dos líneas laterales hacia el cuello, que se cruzaban formando un "collar" oscuro en medio del mismo, y otras dos hacia los costados.

HÁBITOS
Los ciervos gigantes eran animales pastadores que se nutrían de abundante hierba y plantas arbustivas en las grandes y frías llanuras que cubrían Eurasia durante gran parte del Pleistoceno. Es probable que en los periodos más fríos del invierno se retirasen ligeramente hacia las zonas más australes de su área de distribución. Los individuos adultos sólo contaban con el león de las cavernas, el hombre de Neandertal y el hombre moderno como depredadores habituales. Los individuos jóvenes o enfermos también podían caer víctimas de lobos, hienas y osos.
Como demuestra su fuerte dimorfismo sexual, los ciervos gigantes eran polígamos. Al igual que otros cérvidos, es probable que los machos reuniesen harenes de hembras en la época de celo tras luchar cabeza contra cabeza con otros machos rivales, y que al final del invierno estos grupos se disolviesen, siendo la hembra la única cuidadora de su única cría.
Numerosos esqueletos de machos jóvenes indican que los individuos de sexo masculino dejaban de comer en la época de celo y se concentraban exclusivamente en la lucha y la reproducción, al igual que hacen actualmente los ciervos europeos. A resultas de ello, se producían muchas muertes entre los machos durante la época de reproducción, especialmente en el caso de los individuos jóvenes que sucumbían fácilmente ante la mayor fuerza de los maduros y morían después de puro agotamiento sin llegar a reproducirse. Además, las exigencias de calcio y fosfato para formar la cornamenta propiciaban los casos de osteoporosis entre los machos de alce irlandés, por lo que la mortalidad, ya de por sí alta, se incrementaba en los malos años. Los cambios de flora en los periodos cálidos privaban de los minerales necesarios a la especie en varias zonas donde la población se reducía o llegaba a extinguirse.

EVOLUCIÓN HISTORICA
Al igual que el resto de megacerinos, el alce irlandés tiene sus orígenes en las estepas de Asia. La especie aparece registrada por primera vez en Asia Central y Europa del este hace casi medio millón de años. Como dependiente del clima frío y seco y los ambientes abiertos, el ciervo gigante se extendía por Europa en los periodos fríos, cuando arreciaba la glaciación, y se retiraba hacia su zona de origen en los cálidos. En su momento de mayor extensión, los ciervos gigantes llegaron hasta Irlanda y la Península Ibérica, pero nunca pisaron América, como sí hicieron otros animales como el bisonte estepario y el mamut.
Con el final de las glaciaciones la especie menguó rápidamente. En un principio se calculó su extinción hace unos 10.600 años, junto con la de la mayor parte de la megafauna mundial, pero en 2000 se descubrieron restos en la Isla de Man y el sur de Escocia que databan cerca del 7500 a. C. Al parecer, una pequeña población había seguido los hielos en su retirada hacia el norte y había quedado aislada allí, extinguiéndose a la llegada de los cazadores humanos desde el sur. En 2004 se produjo un descubrimiento aún más sensacional: a miles de km de allí, a los pies de los montes Urales, en Rusia, se encontraron restos aún más modernos que evidenciaban la existencia de ciervos gigantes en Siberia occidental hasta alrededor del 5000 a. C. Su extinción coincide con una serie de alteraciones en el terreno que no fueron causadas por cazadores paleolíticos, sino por los primeros granjeros neolíticos de Rusia. Por tanto, el ciervo irlandés sobrevivió a la era glacial.

Introducción, Héctor Iván Ochoa; Tomado de Wiki Pedia.; Fotos Google.

















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